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5 feb 2011

EnaMacana




La historia de nuestro encuentro no tiene nada de fortuito.

En medio de tierras áridas unas flores de guante marujil en varios colores guiaban mis pasos hasta el habitáculo de Ena. Allí podría encontrar todo lo necesario para las misiones según me había comentado Marina en el transcurso de una de ellas. Esperaba encontrarme el típico lugar para ModernosZombi con la típica DependientaPinapera que abundaban últimamente en la ciudad. Mi primera sorpresa fue no poder reconocer la ebanistería a la que en alguna ocasión había llevado a reparar de urgencia mis útiles de supervivencia modular. El lugar se había convertido en un cuarto de juegos que me sedujo desde el primer momento. De entre un montón de globos rosas como pompas de chicle asomó una cabecita que se ofreció a ayudar de manera sincera.No solo podía encontrar lo que necesitaba y lo que podía desear...allí podía jugar a inventarme pulseras, anillos, tocados, pendientes...Podía armarme el cuello, las manos y hasta las orejas. También tenía relojes que no daban la hora pero decían te quiero siempre de manera puntual, cruces legodesmontables como las creencias, jugetes-remember para llevar siempre contigo como los recuerdos, pequeñas cajitas que guardaban pastillas para soñar. Es un sitio tan fantástico que incluso puedes llevar tus propios artilugios y Ena los convierte en bellas joyas para salir exitósa de la más anodina de las combinaciones.


Acabé irremediablemente seducida por la idea de ser una señorita de armas tomar. Y es que Madeline no sería la misma sin las pistolas al cuello de Ena Macana.


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